Descripción
«Emma no se enteró de casi nada, y tal vez por eso pueda vivir así, completa. Por un momento, tengo la tentación de decírselo todo, de contarle lo que ha dicho papá. Las cosas que he descubierto por mí misma, de todas las dudas que aún tengo, pero sería demasiado egoísta quitarle parte de la inocencia que aún le queda. Y ella continúa: "Brillabas, Isabela. Pero has perdido algunas cosas... te ves opaca. Yo sé que tienes mucho para dar, pero algo te ha pasado y has tapado todo eso. Te esfuerzas para contener la luz que hay en ti"».
La escritura de opacidad nació de un proceso emocional. Una búsqueda para desbloquear sentimientos y encontrar una forma de sanar.
Isabela reflexiona con cinismo el divorcio de sus padres. Un cinismo que se convierte en un escudo, y al mismo tiempo, en una excusa. Pero, al final, un cinismo que compensa la realidad: Isabela se obligó a ser una adulta cuando era solo una niña. El monólogo de Isabela, parece una defensa de su dolor, pero opacidad es mucho más que eso. Opacidad no es una historia fácil, es cruda e incómoda, pero es una historia que se atreve a redimir el dolor más crudo.